La historia del concepto de “arte” en Europa ha durado casi 25 siglos, y se divide grosso modo en dos periodos, afirmando cada uno un concepto de arte diferente. En el primer periodo, el concepto de “arte” se entendió como todo aquello que era producido sujeto a reglas. Sólo en su acepción moderna (segundo periodo) “arte” significa producir belleza. Cabe destacar el periodo de transición entre el declive del primer periodo y el surgimiento y consolidación del segundo, periodo de vastas y acérrimas disputas sobre una nueva forma de entender el arte.
Un famoso filósofo, y teórico del arte, de apellido Tatarkiewics, señala que “el arte”, tal y como se entendía en la antigüedad y en la Edad Media, tenía un ámbito considerablemente más amplio de lo que tiene hoy día”. Esto nos permite intuir que ciertas prácticas, y determinado tipo de conocimiento con sus respectivas reglas, han sido marginados y excluidos en un orden de preferencia, mismo que ha atendido a diversas circunstancias, principalmente de carácter político y económico.
La expresión “arte”, como explica Tatarkiewics, se deriva del latín “ars”, que a su vez es una traducción del griego “τεχvη”. “Arte”. En un primer y originario sentido amplio, denota el saber hacer algo con maestría, de acuerdo con las técnicas propias de una profesión; por ejemplo, el saber artesano, que es en general una habilidad o una técnica profesional. En la antigüedad el arte se construyó como una producción sujeta a reglas, en este sentido, el conocimiento experto tuvo un papel fundamental en su concepción antigua.
Tras una primitiva indiferenciación del empleo del término, por la que se aplicaba tanto al artesano como al sofista, se comienza a diferenciar grupos de artes o técnicas, que en la Edad Media serán llamadas tanto liberales y serviles, como teóricas, prácticas y poéticas (Quintiliano), o nobles y artesanas (Galeno). Pero, tenidas en general las artes como un “conocimiento”, la antigüedad despreciaba en ellas, o tenía en poco, el aspecto de lo “bello” y pareciera dar preferencia al aspecto “utilitario”. El Renacimiento vincula definitivamente la belleza al arte, llamando al aspecto agradable de la obra de arte -de las plásticas, sobre todo- “belleza” y a las artes que la producían, “bellas artes”.
Tatarkiewics adopta la noción de “arte” en sentido liberal (sin excluir el arte utilitario). Entiende el arte como un proceso productivo (o como habilidad de producir ciertas cosas), para los productos en sí mismos reserva una expresión diferente: “obras de arte”, y no atiende a la ambigüedad formal del arte en general y de las artes particulares.
Un punto importante que aborda el texto es aquel vinculado al arte como exclusivo de la actividad humana o como el resultado de productos puramente humanos. En este sentido se presenta la disputa sobre la inclusión de los medios de comunicación dentro del mismo. Dicha discusión ha conducido a plantearse las preguntas sobre si el arte está relacionado exclusivamente con la “belleza” o también se preocupa del pensamiento, la profundidad y la expresión.
Sin embargo, la categoría a la que pertenece el arte no ha sido puesta en duda: el arte es una actividad humana consciente. Sin embargo ¿cuál es el criterio para distinguir las actividades humanas conscientes que tienen el estatus de artísticas de aquellas que no lo tienen? Para dar respuesta a esta pregunta se han presentado diversos criterios para estipular las condiciones necesarias y suficientes del arte. Entre tales criterios tenemos los siguientes: 1) el arte produce belleza; 2) el arte reproduce o representa la realidad; 3) el arte tiene como objetivo la creación de formas; 4) el rasgo distintivo del arte es la expresión; 5) el arte produce la experiencia estética.
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