La película “El Infierno”, del director mexicano Luis Estrada, forma parte de una trilogía fílmica, al lado de las películas “Un mundo feliz” y “La ley de Herodes”. Los tres films comparten el humor negro que caracteriza al mexicano y a los críticos de la política nacional, además, también reflejan de una forma muy importante la defensa de la libertad de expresión en México, y muy probablemente, el fortalecimiento del cine mexicano como un fenómeno independiente y más crítico de la realidad nacional.
“El Infierno” es una cinta que muestra la falta de oportunidades laborales en México, la escasa educación de algunos de los sectores más pobres del norte del país, el dominio generalizado por parte de las fuerzas del narcotráfico, la corrupción de la policía mexicana, el vinculo de complicidad (y responsabilidad) entre capos de la mafia y líderes de la política nacional; y con motivo del bicentenario de la Independencia de México, el aspecto más indignante y denigrante que pueda ser atribuido a un político nacional: el falso sentimiento nacionalista y patriota que inútilmente pretende disimular la falta de escrúpulos, y valores cívicos, de muchos de los representantes mexicanos.
Es importante mencionar la participación de los actores en estas películas. Muchos de ellos se han alejado del mundo de las telenovelas, y la televisión comercial, para iniciar proyectos nuevos, con contenido social y sentido innovador. Ejemplo de ello es el actor Damián Alcázar, quien contrario al estereotipo “hollywoodense” del protagonista bien parecido y con un cuerpo atlético, es un óptimo representante del “mexicano modelo”, tanto en su aspecto físico, como en algunos aspectos negativos de la personalidad individual del mexicano: el sentimiento de venganza, el derrotismo, el conformismo, la resignación ante una realidad putrefacta y corrompida, etc.
Sin duda “El infierno” es una gran película. Un film que con las propiedades de un espejo cinematográfico refleja en forma fiel y abierta, sin censura, un aspecto de la realidad mexicana. Es una película que motiva la reflexión, permite la formulación de críticas y la reconsideración de actitudes de indiferencia. Esta película es ante todo una incitación a la participación y al cambio social radical.
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