Dando alcance a una de las entradas anteriores, en la que tocaba el tema de la ablación en África y mencione que esta práctica se daba en Colombia por la tribu Embera, quienes estaban en proceso de erradicación de la ablación genital de las mujeres de su tribu, pues bien, me alegra muchísimo contarles que se llego al acuerdo final.
La comunidad indígena, en el departamento de Risaralda, se comprometió a eliminar esta práctica.
La práctica, que se había identificado en niñas de su etnia, era un ritual que buscaba garantizarles el rol a las mujeres dentro de su comunidad.
La determinación hace parte del proyecto Embera Wera, liderado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), que durante los últimos dos años ha realizado un acompañamiento a esta comunidad con el fin de hacerles entender que esta tradición atentaba contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y se convertía en un problema de salud pública.
Este pacto se convirtió en un hito tanto en lo ancestral como en lo jurídico, pues la Constitución Política de Colombia les respeta sus tradiciones a las comunidades indígenas. Desde hace dos años, los embera habían suspendido temporalmente la ablación, mientras reflexionaban sobre los orígenes de esta práctica y encontraban la manera de transformarla.
Este martes, la comunidad tomó una decisión trascendental: suspender la ablación genital femenina de manera definitiva.
La firma del acuerdo se llevó a cabo en la ciudad de Risaralda, después de que la comunidad, reunida, vio la película "Flor del desierto", que cuenta el drama que sufren unas 150 millones de mujeres en el mundo como consecuencia de esta práctica.
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