Teoría Jurídica Contemporánea II

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domingo, 19 de septiembre de 2010

No debemos tener miedo a soñar un poco más grande!!!

La película “el origen”  puede ser estudiada desde diferentes puntos de vista, sin embargo, algunos sucesos que aparecen en el film (como aquellos que se desarrollan en diferentes capas de sueños, que corresponderían a diferentes niveles de realidad, y de verdad) bien podrían ser subsumidos dentro de algunas tesis sostenidas por el escepticismo filosófico. En este sentido, es importante destacar que Descartes introdujo en sus “meditaciones metafísicas” un problema epistémico que ha fungido como una enérgica critica en contra de algunas nociones fundamentales para la ciencia, tales como:  la “verdad”, “realidad”, “objetividad”, etc.
Un argumento que Descartes introduce en sus meditaciones metafísicas es aquel referente a que las experiencias que tenemos mientras soñamos son indistinguibles de las experiencias que tenemos mientras nos encontramos en estado de vigilia. No es posible descartar con certeza la posibilidad de que nos encontremos soñando. La consecuencia de esta imposibilidad es grave, a saber, si no somos capaces de distinguir la verdad (del estar despierto) de la falsedad (de encontrarse soñando) podríamos estar siendo constantemente engañados creyendo que lo que vivimos es cierto cuando pudiera tratarse de un artificio.
Si la situación anterior fuera verdad, no tendríamos acceso a ningún conocimiento (al menos a ningún conocimiento científico), pues se ha estipulado que para que el conocimiento sea considerado como tal, debe tratarse de conocimiento verdadero, o al menos, de conocimiento probablemente verdadero.
La tesis del escepticismo filosófico radical, que sostiene que nadie puede saber nada acerca del mundo externo, no ha sido refutada de forma contundente. Hay quienes se empeñan en sostener la idea de que mientras no sea posible descartar la idea de que estamos soñando, no es posible hablar de experiencias verdaderas, sino sólo del conocimiento de estados mentales internos, que cada individuo conoce por sí mismo y en forma independiente, lo cual nos conduciría a una postura radical denominada “solipsismo”. 
Entonces... como dijo el buen Sócrates ... "Yo sólo sé que no sé nada"

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